LA LIGA Las Palmas vs. Barcelona COMO EN BABILONIA |
BARCELONA, España.- Babilonia fue un antiguo imperio de la Baja Mesopotamia que supo ganar su independencia del reino Sumerio. Tabarnia, o Barcelona, la ficticia nueva República que algunos sueñan para una pujante y promisoria Cataluña, quisiera imitar en algo aquel poder hecho realidad a orillas del Eúfrates. Desde la Torre de Babel, Alejandro Magno se imaginó dominando el mundo. Desde el Camp Nou, Lionel Messi hace material aquel anhelo del gran conquistador Macedonio.
Barcelona y Messi sentencian La Liga
¿Cómo se pueden comparar situaciones de este tipo? se preguntan algunos. Mientras tanto, otros comprenden perfectamente que cuando uno se queda sin calificativos para escribir sobre un hecho, sólo el recurrir a las semejanzas de rápido entendimiento puede explicar lo inexplicable.
Lo de Messi ya no tiene parangón, a menos que se acepte que un grupo de señores de pantalones largos decidan seguir premiando una equidad inexistente para beneficio de un negocio que les es de utilidad. Ante el Atlético de Madrid el crack blaugrana volvió a dejar en silencio al universo balompédico.
Valverde rebaja la euforia azulgrana
Una de sus magistrales faltas cerró un partido para quien lo buscó de mejor forma y volvió a castigar a un Simeone que regresó a apostar a ser Deportivo 1-0 en lugar de abrir la opción tan halagadora de esa escuadra de percusión ofensiva y goles de que disfrutamos últimamente.
Se habló mucho, ni bien concluido el encuentro, de decisiones estratégicas y tácticas siendo que contra la técnica básica individual de Messi no se puede opinar, sólo corresponde poder ser admirada. No hay jugador en el fútbol moderno que pueda admitir un sinónimo más cercano a desequilibrante que no sea el astro argentino.
Simeone señala que se puede perder como perdieron
Ernesto Valverde, su entrenador hoy, es el que siempre dice una verdad tan única como que cuenta con él en su equipo. Que es feliz de verle jugar y no sufrirlo en la divisa adversaria. Más no se puede expresar en reverencia a un futbolista, al punto de que cuando juega el rosarino ni siquiera importa que la insistencia absurda de su técnico le permita a un tal André Gomes tener la osadía de reemplazar a Andrés Iniesta, que la banda derecha esté coja, que hasta se piense en Ousmane Dembélé para solución de penas ofensivas.
Como en Babilonia Alejandro Magno vio frustrado su ideal, alguien en la atalaya de los dioses le debe haber encargado a Leo Messi que engendre aquella fantasía y este pequeño argentino, de clase tan inacabable como real, demuestra semana a semana que devenido en República de Barcelona, Cataluña o Tabarnia todo se hace posible cuando él tiene el balón en sus pies.